ESPACIO PARA EL DESASOSIEGO
"Un hombre no está bien hasta que sea feliz, sano, y próspero; y la felicidad, la salud, y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre". James Allen
sábado, 31 de agosto de 2013
domingo, 11 de agosto de 2013
miércoles, 7 de agosto de 2013
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad: mito o realidad
Un número importante de pacientes con trastorno por déficit atencional e hiperactividad, se benefician de psicoterapia individual especialmente para el tratamiento de las comorbilidades asociadas al trastorno por déficit atencional e hiperactividad (trastornos ansiosos, depresivos, alteraciones del autoconcepto). El funcionamiento social puede ser abordado desde la terapia grupal, especialmente en niños impulsivos y/o con escasas habilidades sociales.
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martes, 6 de agosto de 2013
sábado, 27 de julio de 2013
Cómo las personas más inteligentes del mundo nos están haciendo más tontos
La lista de los pensadores más relevantes en 2013, publicada por la revista británicaProspect, estaba encabezada por el biólogo Richard Dawkins. No era el único científico de la lista, que también incluía al psicólogo experimental y científico cognitivoSteven Pinker, al físico Peter Higgs (el que dio nombre al bosón), a los economistas Paul Krugman o Ashraf Ghani, a técnicos/políticos, como el iraquí Ali Allawi o Mohamed elBaradei, cuyo nombre se ha barajado como primer ministro egipicio, o los premios Nobel de economía Amartya Sen y Daniel Kahneman. En ella, sólo aparece un personaje no ligado a las ciencias o a la economía, Slavoj Zizek, el Elvis Presley de la filosofía, un tipo impetuoso y fiero que se ha convertido en uno de los más estimulantes pensadores de los últimos tiempos, pero que fue incluido en la lista más por su brillo pop que por su influencia real.
En el resto de la lista, la proporción apenas varía. Salvo casos excepcionales, como el de Martha Nussbaum, premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales o, en el puesto 47, el filósofo Fernando Savater, el único español en el ránking, no aparecen personas provenientes del mundo de las ideas entre los pensadores de más peso en la sociedad contemporánea.
Ciencia sí, pensamiento no
Que los lugares de influencia estén reservados hoy a físicos, neurólogos o biólogos, excede con mucho la simple anécdota, ya que revela cómo las creencias científicas y matemáticas se han impuesto sobre las provenientes de ese mundo de las humanidades (filosofía, política, sociología, psicología) que tejió gran parte de las convicciones del siglo XX. Además, resulta especialmente llamativo que, en este tiempo de innovación y de avances científicos, las ideas que defienden los principales pensadores sean tan poco atrevidas. La hipótesis más relevante y conocida de Richard Dawkins, el número uno del ránking, no es más que una reformulación adaptada a los tiempos de una vieja cuita, esa que aspira a una sociedad mucho más científica y mucho menos religiosa. No en vano, Dawkins uno de los llamados Cuatro jinetes del ateísmo (Dawkins-Hitchens-Dennett-Harris).Estos factores hacen que, como afirma el novelista y crítico social Curtis White, en The Science Delusion (una alusión directa al ensayo God Delusion que encumbró a Dawkins), estemos entrando en una nueva época, dominada por nuevos modelos.
Según White, este giro hacia la ciencia no está generando un cambio en las humanidades, sino un deterioro de la humanidad en sí misma. El mejor ejemplo se daría en el campo de la psicología, donde los instrumentos conceptuales y la mayor parte de la investigación han situado a la neurociencia en el centro del asunto, como si todo se redujera a un asunto de conexiones cerebrales y a su dibujo en un mapa, como si no fuéramos más que una especie de computadora que bastaría con escanear para saber qué funciona mal. Lo humano, advierte White, es mucho más amplio, y no podemos contentarnos con reducirlo a análisis puramente numéricos.
Cambio radical de modelo
Nuestra sociedad ha acabado por intensificar y acelerar la tendencia que reinaba en el término del siglo XX, la de tomar lo mensurable y lo cuantificable como la única realidad: las cosas eran ciertas sólo en la medida en que los científicos podían ponerlas en números. El resultado de esta tendencia, apunta Jesús Hernández, profesor titular de Análisis Matemático en la Universidad Autónoma de Madrid y editor de La universidad cercada (Anagrama), apunta más inconvenientes que ventajas. “El descrédito general de las humanidades, como filosofía, sociología, literatura, y la valoración creciente de cuestiones técnicas y de habilidades como el desempeño informático, que es utilísimo en muchos sentidos, está contribuyendo notoriamente al atocinamiento de la universidad y de los universitarios, donde el maltrato a las humanidades es evidente”.Y más aún cuando estamos hablando no sólo de la promoción de unas disciplinas por su mayor utilidad en el mercado laboral, sino de un cambio radical de modelo en este nuevo contexto. Tal y como explican Viktor Mayer-Schönberger y Kenneth Cukier en Big data. La revolución de los datos masivos(Turner), ya no necesitamos entender la causalidad ni conocer detalladamente el mundo para poder prever con acierto. El saber antiguo estaba basado en hipótesis, en deducciones que realizábamos sobre los hechos, en inferencias lógicas. Hoy, gracias a la capacidad de analizar cantidades ingentes de datos, podemos anticipar lo que ocurrirá gracias a nuevos instrumentos.
Según aseguran en su libro, “la sociedad tendrá que desprenderse de su obsesión por la causalidad a cambio de meras correlaciones: ya no sabremos por qué sino sóloqué. Esto da al traste con las prácticas establecidas durante siglos y choca con nuestra comprensión más elemental de cómo tomar decisiones y aprehender la realidad”. En síntesis, la correlación se basa en analizar dos variables (A y B) y comprobar si al aumentar los valores de A lo hacen también los de B y viceversa. El mecanismo de los big data consiste en analizar variables para saber cuáles correlacionan, y así poder prever el futuro. Si sabemos, por los datos acumulados, que una mayoría de personas que no desayuna gana peso, cuando estemos a dieta seremos conscientes de que habremos de desayunar, por poco que sea, si queremos alcanzar nuestra meta. Quizá no sepamos por qué ocurre, pero sabemos que ocurre así, porque los datos lo demuestran.
Adiós a la filosofía
En ese mundo, las humanidades, acostumbradas a la relación causa efecto, a utilizar la lógica y la razón, y a entender cómo funcionan las cosas, están perdiendo pie. Especialmente la filosofía, que, como asegura la catedrática de ética de la UAB y premio Nacional de Ensayo Victoria Camps, “es vista como algo inútil: el amor al saber es un conocimiento que produce placer por sí mismo y no es un medio para conseguir otra cosa. En un mundo tan volcado hacia lo útil como el nuestro, la filosofía no tiene nada que hacer, salvo que valoremos el conocimiento por sí mismo y entendamos que las preguntas, las dudas y las sospechas de los clásicos del pensamiento pueden ayudarnos a comprender lo que está ocurriendo hoy”.
Según Camps, hemos de reivindicar la filosofía no tanto porque sea inmediatamente útil (“tampoco la investigación científica básica sirve inmediatamente para algo y tiene un valor), sino porque puesta al servicio de la sociedad, quizá no resuelva problemas, pero ayuda a plantearlos, que no es poco”. Y resulta conveniente, en especial, en estos tiempos en que hemos fiado todo a los números. La filosofía “relativiza la importancia de la estadística y de lo cuantitativo. Normalmente las encuestas y las estadísticas nos ponen delante una realidad que nos sugiere muchas preguntas que piden una valoración. Sin esa valoración renunciamos a cultivar lo más específicamente humano, el juicio que nos lleva a distinguir el bien del mal, a tratar de resolver los conflictos, a denunciar las injusticias, etc.”.Incluso en el caso de los big data, aseguran Cukier y Mayer-Schönberger, esta valoración ha de realizarse. Puede que, como aseguran muchos expertos, baste con recoger todos los datos disponibles, dar al botón, esperar que los ordenadores los correlacionen y recoger el resultado final. Pero esa misma tarea, avisan, lleva implícita una teoría, la de los datos que se eligen, los que se ponen en relación, y los de las lecturas que se llevan a cabo. Ese mundo predictivo no está ni mucho menos libre de valoraciones.
Sin embargo, con este viraje, lo que se está consiguiendo, subraya Hernández, “es que nuestra capacidad de razonamiento tienda a desaparecer, así como el uso de argumentos, y su encadenamiento lógico…Resulta muy evidente, y se percibe de manera muy clara en las discusiones que tienen lugar en los medios de comunicación de masas, cómo priman las invectivas, injurias e impertinencias, en lugar de los argumentos”. Y esta reducción al mínimo común denominador también provoca que, a pesar de contar con más datos que nunca, no sepamos utilizarlos. Sirva como ejemplo, afirma Hernández, las referencias a la memoria histórica tan habituales en los últimos tiempos, que suele ser “un uso de analfabetos y analfabetas de la república española y de la guerra civil pavorosamente compatible con la ignorancia de la historia”. Tenemos muchas cosas a mano, pero hemos perdido los instrumentos racionales y críticos que nos ayudaban a elegir, diferenciar y analizar…
jueves, 18 de julio de 2013
Lecciones para Vivir de Facundo Cabral
-Nacemos para encontrarnos (la vida es el arte del encuentro), encontrarnos para confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos un país llamado Tierra.
-Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices.
-Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Además, el universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias.
-Cada mañana es una buena noticia. Cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta, porque algo esconde. Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que conocí. Se llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón. Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa. De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo, le puedes decir basta a la mujer (ó al hombre) que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.
-Me he transformado en un hombre libre (como debe ser), es decir que mi vida se ha transformado en una fiesta que vivo, en todo el mundo, desde la austeridad del frío patagónico a la lujuria del Caribe, desde la lúcida locura de Manhattan al misterio que enriquece a la India, donde la Madre Teresa sabe que debemos dar hasta que duela. Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los últimos rincones del mundo, donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea que será un círculo que abarcará el planeta. Esta es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos encontrando fatalmente para iluminar cada rincón.
-Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor. Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día. Vive de instante en instante porque eso es la vida. Me costó 57 años ¿cómo no gozar y respetar este momento? Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿porqué te preocupas tanto?. No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra.
-En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.
-Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante, pero no digas no puedo ni en broma porque el inconsciente no tiene sentido de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes.
-Si quieres recuperar la salud abandona la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades. Perdona a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica que te hace juez (agotadora y vana tarea) y cómplice de lo que te disgusta. Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.
-El bien y el mal viven dentro de tí, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse. Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano. No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia.
-Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida.
-Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente.
http://catarpsys.blogspot.com
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viernes, 12 de julio de 2013
El psicólogo, un especialista que puede ayudarnos Por qué, cuándo y para qué acudir al psicólogo
Para la mayoría de nosotros, apenas entraña dificultad saber cuándo debemos acudir al médico. Sin embargo, seguimos mostrando dudas y reticencias a la hora de dirigirnos a los psicólogo, sobre los que aún parece pesar el apelativo de loqueros. Es por ello que todavía muchos asocian el acudir a un psicólogo con reconocer que se padecen graves desórdenes mentales que no son capaces de controlar y resolver. Otro freno para ir tranquilamente a la consulta del psicólogo es el reparo a comunicar a un desconocido nuestros problemas más íntimos. Mostrarnos tal cual somos, hablar de esas frustraciones, obsesiones, complejos, inseguridades o debilidades que tantos años llevamos ocultando o disimulando, poner en entredicho nuestra fortaleza mental, nuestra sensatez o lucidez, quedando casi a merced de alguien, exponernos al juicio de un especialista -para quien seremos sólo un caso más- se convierte en un duro trance que puede producirnos miedo cuando no terror. Y así, por unas u otras causas, y a pesar de que algo en nuestro interior nos revela que necesitamos ayuda especializada y que contar nuestras penas a familiares o amigos no es suficiente, nos demoramos demasiado en solicitar una cita con el psicólogo y lo hacemos cuando ya no podemos más y los síntomas de sufrimiento, de inestabilidad psicológica, han devenido en pesadilla. Este retraso, que puede suponer varios años e incluso décadas, puede agravar un problema que atendido a tiempo quizá se hubiera resuelto sin mayor dificultad.
Un especialista que puede ayudarnos
Un matiz: en la consulta no es imprescindible abrir nuestra intimidad desde el primer momento; el cuándo y el qué contar al especialista es una opción personal. El ritmo del proceso de esa implicación y sinceridad que se requiere para que el psicólogo conozca las características y alcance de nuestro conflicto interno puede establecerlo el propio cliente, que actuará movido por su necesidad o por la decisión personal de contar al especialista lo que le ocurre. Esta comunicación fértil se produce normalmente en ese deseable clima de confianza y seguridad que surge cuando percibimos que el especialista nos garantiza confidencialidad y comprensión. Y cuando sabemos que no va a emitir, sobre nosotros, juicios que puedan herir nuestra sensibilidad. Las primeras impresiones, como la de haber sido escuchados y respetados y de sentirnos bien atendidos técnicamente, así como la de "conectar" con su forma de ser y con sus métodos y terapias, determinan en buena medida si el paciente optará por ese especialista e, incluso, el éxito del trabajo terapéutico a emprender.El psicólogo es un profesional especializado, un científico del comportamiento humano. Su trabajo lo desarrolla, cada día, con personas que se encuentran en un momento difícil de su vida o que se enfrentan a un problema que requiere el análisis y la asesoría -y a veces, la compañía, complicidad y apoyo- de un especialista. El psicólogo cuenta con herramientas metodológicas y con técnicas para realizar una evaluación, establecer un diagnostico y proponer un tratamiento para abordar los problemas de sus clientes y para ayudarles a entender los motivos de su malestar. Pero estos especialistas de la mente humana no sólo resultan útiles en situaciones críticas; bien al contrario, proporcionan recursos y estrategias para prevenir posibles problemas, y que nos ayudarán a sentirnos más estables y fuertes en el día a día.
El tiempo no arregla nada
Debemos acudir al psicólogo cuando detectamos que uno o varios problemas bloquean nuestra vida inundándola de sensaciones desagradables, impidiéndonos gozar de sus aspectos positivos o placenteros. Por aquello de creernos autosuficientes, pensamos que seremos capaces de "salir de ésta", y que lo que necesitamos es, simplemente, serenarnos y darle tiempo al tiempo. Pero estamos equivocados: el tiempo no arregla nada. Cosa bien diferente es que necesitemos que discurran semanas o meses para ejecutar los comportamientos que nos ayuden a resolver los problemas.
Pedir es tan necesario como dar: forman el anverso y reverso de la misma moneda, que es la vida. No confundamos la autonomía a la hora de gestionar nuestras vidas con la negativa a solicitar la ayuda de otras personas para conducir esas acciones a buen puerto. El psicólogo no es un brujo que cura los males de nuestra psique, sino simplemente un experto en salud mental que actúa como asesor y acompañante y que intentará ayudarnos a que consigamos (siempre por nosotros mismos y desde nosotros mismos) las deseadas seguridad y estabilidad, propiciando un mejor discernimiento en la búsqueda de soluciones y potenciando nuestra autoestima.
Debemos acudir al psicólogo cuando...
- Sintamos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitirnos el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.
- El negro o el gris tiñen frecuentemente nuestros pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en nuestras vivencias cotidianas.
- Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
- Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
- Estamos atenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc.. Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos impiden desarrollar nuestras habilidades y disfrutar de personas, animales y cosas que nos rodean.
- La obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nos genere ansiedad.
- Nos sentimos "con los nervios rotos" y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con un llanto inconsolable.
- Nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar..., se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la que de quienes nos rodean.
- El estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales......
- La ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.
- Los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.
- Las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que causan la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de nuestro amor
domingo, 7 de julio de 2013
¿Por qué casi no hay niños franceses hiperactivos o con déficit atencional?
Mientras en Estados Unidos alrededor del 9% de los escolares han sido diagnosticados con Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH) y en Chile alrededor de un 5%, en Francia apenas un 0,5%. ¿Cuál es el motivo?
La terapeuta familiar estadounidense y doctora en psicología, Marilyn Wedge, explicó en una columna en el portal especializadoPsychology Today, que en Norteamérica “los psiquiatras consideran al TDAH como un trastorno biológico con causas biológicas, por lo que el tratamiento elegido es también biológico: medicamentos psicoestimulantes como Ritalin y Adderall”.
En cambio, señala la especialista, “los psiquiatras franceses, ven el TDAH como una condición médica que tiene causas psico-sociales y situacionales”, esto quiere decir que en lugar de tratar los problemas de comportamiento con medicamentos, los profesionales parisinos se centran en el contexto social del niño. De este modo, el problema se trata con psicoterapia o terapia familiar. “Esta es una manera de ver las cosas muy diferente a la tendencia estadounidense (que se acerca mucho a la chilena) de atribuir todos los síntomas a una disfunción biológica, como un desequilibrio químico en el cerebro del niño”.
Además, la profesional explica que por lo general, en Francia no se utiliza el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM). Según el sociólogo Manuel Vallee, la Federación Francesa de Psiquiatría ha desarrollado un sistema de clasificación alternativo llamado CFTMEA (Classification Française des Troubles Mentaux de L’Enfant et de L’Adolescent), lanzado por primera vez en 1983 y actualizado en 1988 y 2000. “El enfoque de CFTMEA es identificar y abordar las causas subyacentes de los síntomas psicosociales de los niños”, explica.
“En la medida en que los médicos franceses tienen éxito en encontrar y reparar lo que ha ido mal en el contexto social del niño, menos pequeños califican para el diagnóstico de TDAH. Por otra parte, la definición de TDAH no es tan amplia como en el sistema americano, que, a mi juicio, tiende a ‘patologizar’ gran parte de lo que es el comportamiento normal de la infancia. El DSM no considera específicamente las causas subyacentes. Por lo tanto, lleva a los médicos dar el diagnóstico de TDAH a un número mucho mayor de niños sintomáticos, alentando al mismo tiempo a tratar a los niños con los productos farmacéuticos” complementa la experta.
Alimentación y estilo de vida
Por otro lado, Wedge dice que el sistema parisino toma en cuenta factores como la alimentación, pues algunos colorantes artificiales y preservantes pudieran afectar la conducta de los menores. “En los Estados Unidos, el enfoque estricto sobre el tratamiento farmacéutico del TDAH, anima a los médicos a pasar por alto la influencia de factores dietéticos sobre el comportamiento de los niños”, explica.
“Como terapeuta que trabaja con niños, tiene perfecto sentido para mí que los niños franceses no necesiten medicamentos para controlar su comportamiento, porque aprenden autocontrol temprano en sus vidas. Los niños crecen en familias en las que las reglas son bien entendidas, y existe una jerarquía familiar clara. En las familias francesas, los padres se hacen firmemente cargo de sus hijos, al contrario del estilo de la familia estadounidense, en el que la situación es muy a menudo viceversa”, finaliza.
sábado, 6 de julio de 2013
13 Recomendaciones simples para lograr comunicación efectiva
1. Escuchar
2. Dejar hablar
3. Expresar sentimientos
4. Evitar herir.
5. No-juzgar
6. Ser flexible
7. Ser razonable
8. Disposición para lograr acuerdos
9. Manejo del enojo (propio o de la pareja)
10. Tolerancia a la frustración
11. Manejo de las críticas
12. Reconocimiento de los errores
13. Al expresar tener en cuenta: 1) lo que se dice. 2) como se dice 3) donde se dice.
2. Dejar hablar
3. Expresar sentimientos
4. Evitar herir.
5. No-juzgar
6. Ser flexible
7. Ser razonable
8. Disposición para lograr acuerdos
9. Manejo del enojo (propio o de la pareja)
10. Tolerancia a la frustración
11. Manejo de las críticas
12. Reconocimiento de los errores
13. Al expresar tener en cuenta: 1) lo que se dice. 2) como se dice 3) donde se dice.
viernes, 5 de julio de 2013
"EL MEJOR PSICÓLOGO ES UNO MISMO"
Así dicen personas que sufren con la pretensión de enfrentar su pesar, o sus allegados para estimularlas. Sin embargo, es una de las expresiones más peligrosas que se puede escuchar, pues su repercusión en la salud mental del falso psicólogo puede traer males mayores. En primer lugar, revela niveles nada despreciables de autosuficiencia en quienes la pronuncian, pues ser psicólogo significa haber logrado vencer, tras años de estudios universitarios, unos contenidos científicos que conforman el cuerpo de conocimientos de esa especialidad, además de un mínimo de aptitudes para lograrlo. No es posible asumir dicho papel sin una preparación previa.
Detrás de ella se esconde un real temor a los psicólogos , a la Psicología y por añadidura a la enfermedad mental, un intento de evitar el contacto con este profesional ya que si "el mejor psicólogo es uno mismo", no hay necesidad alguna de ir a uno de verdad. Este miedo encubierto denota no estar en su sano juicio o una escasa cultura médica. Pretende, además, minimizar la ayuda que estos profesionales pueden ofrecer en pro del restablecimiento de su salud. En mi opinión, usted no puede y no debe ser su psicólogo aunque lo fuera, pues un psicólogo no debe ni puede ser su propio terapeuta. Llama la atención que a nadie se le ocurre decir "el mejor cirujano es uno mismo", "el mejor cardiólogo es uno mismo", "el mejor neurólogo es uno mismo", etc. No se trata de especialidades más respetadas que la Psicología ni de mayor complejidad, pero sí de un desconocimiento mayor de ella, considerada por muchos una especialidad para atender a los "locos". Por tanto, en la medida en que una persona posponga el momento de asistir al psicólogo tendrá mayor tiempo de sufrimiento, más tiempo de evolución de la enfermedad que lo aqueja, mayor demora en la implantación de un tratamiento efectivo y puede llegar a convertirse en un padecimiento crónico por no tomar una medida oportuna. El mejor psicólogo no es usted. Es aquel que usted elija y en el cual deposite su confianza.
Sergio Andrés Pérez Barrero.
jueves, 4 de julio de 2013
miércoles, 3 de julio de 2013
lunes, 22 de abril de 2013
lunes, 1 de abril de 2013
Fotógrafo retrata la lucha de su esposa contra el cáncer hasta la muerte
En Fotografía / Por Juan David Gómez / / 22 Comentarios
Desde la primera vez que el fotógrafo estadunidense Angelo Merendino vio a Jennifer, de inmediato tuvo la sensación de que ella era la elegida, la mujer con la que quería vivir por el resto de su vida. Un día se llenó de valor para declararle su amor y, para fortuna de él, también fue correspondido. Fue así como inició una historia de amor y a los pocos meses contrajeron matrimonio. Pero 5 meses después de estar casados, Jennifer fue diagnosticada con cáncer de mama. Un momento en el que ambos se miraron a los ojos, el uno sostuvo las manos del otro y se dijeron: “Estamos juntos, vamos a estar bien.”
Siendo el segundo tipo más común en el mundo, el cáncer de mama es el más común entre las mujeres. A pesar de los avances médicos en el tratamiento de esta enfermedad terrible y despiadada.
Angelo, decidió retratar la pelea de su esposa durante los cinco años contra el cáncer, en los que valientemente y unidos por un gran amor, se enfrentaron a esta dura enfermedad. En un principio, las fotos sólo serían mostradas a la familia, pero antes de morir Jennifer le pidió a su esposo compartirlas. Es así como Angelo decidió publicar a través de facebook y la página “My Wife’s Fight With Breast Cancer”, las imágenes a blanco y negro de algunos de los momentos que vivió con el amor de su vida, para que las personas pudieran entender el dolor que aqueja a todos los que sufren esta dura enfermedad
“Mis fotografías muestran la vida cotidiana. Ellas humanizan el rostro de cáncer, en la cara de mi esposa. Muestran el reto, la dificultad, el miedo, la tristeza y la soledad que enfrentamos, que Jennifer se enfrentó, mientras luchaba con esta enfermedad. Pero lo más importante de todo, mostrar nuestro amor. Estas fotografías no nos definen, sino que somos nosotros.” Dice Angelo…
Sin duda una historia de amor verdadero. Cumpliendo tal y como ambos lo prometieron al casarse, queriéndose y amándose en la salud o en la enfermedad. Ahí estuvo Angelo, para acompañar a su querida esposa. Tómense unos minutos de su tiempo, para leer la historia completa y ver el video debajo de este post.

La primera vez que vi a Jennifer sabía. Yo sabía que ella era la elegida. Yo sabía, al igual que mi papá cuando contó a sus hermanas en el invierno de 1951 después de conocer a mi mamá por primera vez, “la encontré.”Un mes más tarde Jen consiguió un trabajo en Manhattan y dejó Cleveland. Yo iría a la ciudad – a ver a mi hermano, pero realmente quería ver Jen. En cada visita mi corazón le gritaba a mi cerebro “, le digo!” Pero no podía reunir el valor para decirle a Jen que no podía vivir sin ella. Mi corazón finalmente se impuso y, como un chico de escuela, le dije a Jen “Estoy enamorado de ti.” Para el alivio de los latidos de mi corazón, los ojos hermosos de Jen se iluminaron y dijo: “¡Yo también!”Seis meses más tarde, recogí mis pertenencias y viajé a Nueva York con un anillo de compromiso quemando un agujero en el bolsillo. Esa noche, en el restaurante italiano favorito, me puse de rodillas y le pedí a Jen que se casara conmigo. Menos de un año más tarde nos casamos en Central Park, rodeados de nuestros familiares y amigos. Más tarde esa noche, bailamos nuestro primer baile como marido y mujer, acompañado por mi padre y su acordeón – ♫”Estoy en el estado de ánimo para el amor … “♫Cinco meses más tarde Jen fue diagnosticada con cáncer de mama. Recuerdo el momento exacto… La voz de Jen y la sensación de entumecimiento que me envolvía. Ese sentimiento nunca se ha ido. Nunca voy a olvidar cómo nos miramos a los ojos, el uno sostuvo las manos del otro. “Estamos juntos, vamos a estar bien.”Con cada desafío que se acercaba. Las palabras se volvían menos importantes. Una noche Jen acababa de ser admitida en el hospital, el dolor estaba fuera de control. Ella me agarró del brazo, con los ojos llorosos: “Hay que mirarnos a los ojos, esa es la única manera que puedo manejar este dolor.” Nos amábamos con cada pedacito de nuestras almas.Jen me enseñó a amar, a escuchar, a dar y creer en los demás y para mí. Nunca he sido tan feliz como lo fui durante este tiempo.A lo largo de nuestra batalla, tuvimos la suerte de tener un fuerte grupo de apoyo, pero aún luchaba por conseguir que la gente entienda nuestro día a día la vida y las dificultades que enfrentamos. Jen tenía un dolor crónico de los efectos secundarios de casi 4 años de tratamiento y medicamentos. A los 39 años Jen comenzó a usar un caminador y estaba agotada de estar constantemente al tanto de todos los golpes y moretones. Estancias hospitalarias de más de 10 días no era raras. La frecuentes visitas al médico eran debido a batallas con las compañías de seguros. El miedo, la ansiedad y las preocupaciones eran constantes.Lamentablemente, la mayoría de la gente no quiere escuchar estas realidades y en ciertos puntos sentimos nuestro apoyo desvaneciendo. Otros sobrevivientes de cáncer comparten esta pérdida. La gente asume que el tratamiento te hace mejor, que las cosas se hacen bien, que la vida vuelve a la “normalidad”. Sin embargo, no existe una persona normal con cáncer en la tierra. Los sobrevivientes de cáncer tienen que definir un nuevo sentido de la normalidad, con frecuencia diaria. ¿Y cómo pueden los demás a comprender lo que teníamos que vivir todos los días?Mis fotografías muestran la vida cotidiana. Ellas humanizan el rostro de cáncer, en la cara de mi esposa. Muestran el reto, la dificultad, el miedo, la tristeza y la soledad que enfrentamos, que Jennifer se enfrentó, mientras luchaba con esta enfermedad. Pero lo más importante de todo, mostrar nuestro amor. Estas fotografías no nos definen, sino que somos nosotros.El cáncer está en las noticias todos los días, y tal vez, a través de estas fotografías, la próxima vez que un paciente de cáncer se pregunte cómo él o ella está haciendo, junto con la escucha, la respuesta se reúna con más conocimiento, con empatía, comprensión y una preocupación más profunda y sincera.“Ama a cada trozo de las personas en tu vida.” – Jennifer Merendino




































http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=ONfiIgB_W_o
domingo, 31 de marzo de 2013
martes, 26 de marzo de 2013
La imagen del Universo más antigua jamás tomada
http://www.elespectador.com/tecnologia/articulo-412349-imagen-mas-antigua-jamas-tomada
Una fotografía es la nueva referencia sobre el origen de lo que conocemos e ignoramos. El big-bang deja de ser una teoría y el universo revela detalles de su larga vida.
El jueves 21 de marzo, a las 4:00 a.m., hora colombiana, los científicos de la Agencia Espacial Europea presentaron en una rueda de prensa una fotografía del cielo en microondas. Ésta, tomada por el telescopio espacial Planck, es la imagen de la luz más antigua en el universo y, por lo tanto, del objeto más antiguo que podemos observar: nuestro propio universo en su infancia.
El joven universo no tenía muchas de las cosas que son familiares para nosotros ahora. No había planetas, ni estrellas ni galaxias, no había casi nada. Lo único que existía eran arrugas que había en el espacio, como si fueran olas en la superficie del mar. Estas olas fueron las semillas de lo que luego se convirtió en las galaxias, como la Vía Láctea, donde se encuentra nuestro planeta.
¿Cómo tomar una imagen del pasado?
La luz viaja a 300 mil kilómetros por segundo, es decir, casi 200 veces entre Riohacha y Leticia en menos de un segundo. Por más que esta velocidad parezca extraordinaria, las distancias en el universo son tan grandes que el tiempo que tarda la luz en viajar desde un objeto en el espacio hasta llegar a nosotros es considerable. La luz del Sol tarda ocho minutos en llegar a la Tierra, es decir, vemos el Sol como era hace 8 minutos. Cuando vemos a Sirio, la estrella más brillante en el cielo nocturno, estamos viéndola como era hace casi 9 años, porque su luz tarda todo ese tiempo en llegar a la Tierra. Cuando vemos la galaxia Andrómeda, la vemos como era hace más de 2500 años.
La luz captada por el telescopio Planck fue liberada cuando el universo tenía menos de 380 mil años de edad y llega hoy a nosotros en frecuencias que corresponden a las microondas. Cada vez que usted enciende su televisor, un pequeño porcentaje del ruido que se observa en un canal sin señal corresponde a las microondas que vienen desde todas partes del universo. Esta señal es conocida como radiación de fondo de microondas y fue medida por primera vez en 1965 por Arno Penzias y Robert Wilson, dos ingenieros de Bell Labs, mientras intentaban calcular para sistemas de telecomunicaciones la transmisión de microondas en la atmósfera. La señal era tan extraña, que en un principio pensaron que era producida por los excrementos de las palomas que anidaban en la antena, pero luego de limpiarla la señal continuaba allí y por este descubrimiento fueron merecedores del Premio Nobel de Física en 1978.
Las microondas interactúan fuertemente con las moléculas de agua, por lo que se usan para calentar alimentos en los hornos que ahora se pueden encontrar en muchas casas. Esto significa que las microondas que llegan a nosotros desde el joven universo, cuando atraviesan la atmósfera de la Tierra, se encuentran con un gran número de moléculas de agua, lo que significa que la señal que medimos en la superficie de la Tierra incluye datos de las moléculas y está fuertemente debilitada. Por esa razón la mejor forma de estudiar la radiación de fondo de las microondas es afuera de la atmósfera terrestre, utilizando telescopios que viajan a bordo de globos o satélites.
Una pista para entender el universo
La radiación de fondo de microondas había sido predicha por George Gamow y sus colegas de finales de los años 40. Esta señal es el resultado del Big Bang, el evento que marca el origen de toda la materia y toda la energía que compone nuestro universo. Las microondas corresponden a la radiación liberada cuando se encontraba a más de 3.000 grados centígrados.
La señal de microondas en distintas partes del cielo corresponde a las arrugas en el espacio en el momento en que se liberó esta radiación y, por lo tanto, son un fósil de ese instante en la historia del universo. Una imagen de las microondas que vienen de todas partes del espacio corresponde a una fotografía del universo mucho antes de que existieran las primeras estrellas, los primeros planetas o las primeras galaxias.
La primera vez que se tomó una imagen de las microondas en todo el cielo fue en 1990, cuando la NASA envió al espacio al Explorador de Radiación Cósmica (COBE), un telescopio a bordo de un satélite que orbitaba a 900 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Los resultados fueron sorpresivamente concluyentes y confirmaron la teoría del Big Bang como la explicación más plausible del origen del universo. Era la primera vez en la historia de la humanidad que teníamos una imagen tan completa y los resultados de COBE junto a otras mediciones astronómicas confirmaron tres cosas importantes: 1. Vivimos en un universo homogéneo. 2. Por fuera de nuestra galaxia todo es casi igual en cualquier dirección en que veamos. 3. El universo se está expandiendo aceleradamente. Es como si viviéramos en una uva pasa dentro de una torta gigante que crece cuando se cocina en el horno.
Durante los últimos 15 años, el estudio de la radiación de fondo de microondas ha permitido establecer que el universo tiene 13,8 billones de años de edad y que su geometría es casi plana. Mediciones cada vez más precisas fueron obtenidas usando telescopios a bordo de globos volando alrededor de los polos de nuestro planeta y confirmadas en 2003 con los resultados del telescopio espacial WMAP. Así, el telescopio espacial Planck se lanzó en mayo de 2009 desde la base de Kourou, en la esquina nororiental de Suramérica, con la misión de medir con una precisión sin precedentes la señal más antigua.
El telescopio espacial
El telescopio espacial Planck tiene su nombre en honor al científico alemán Max Planck, padre de la teoría cuántica y ganador del Premio Nobel de Física en 1918. El telescopio Planck es un observatorio espacial de la Agencia Espacial Europea y es el resultado del esfuerzo conjunto de científicos e instituciones de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá.
Planck está diseñado para observar la luz de microondas que proviene de todas partes del universo con una precisión mayor a la de sus antecesores. Este nivel de precisión requiere que Planck no se encuentre en una órbita alrededor de la Tierra. Éste está estacionado en el punto gravitacional L2, a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, donde la Tierra lo cubre de la luz directa del Sol.
Este telescopio espacial tiene la capacidad de observar las microondas en el cielo y quitar la señal de cualquier otra fuente astronómica que pueda interferir con la radiación de fondo. El nivel de precisión en las mediciones de Planck requiere que sus instrumentos se enfríen hasta alcanzar -237,2 grados centígrados, apenas una décima por encima del cero absoluto. Para alcanzar esta temperatura, el satélite tiene una reserva de helio líquido. Ésta se agotó el 13 de enero de 2012 dejando al telescopio parcialmente “ciego” y a partir de entonces los científicos del proyecto han trabajado a contrarreloj para presentar los resultados que ahora se ponen a disposición de la comunidad científica de todo el mundo.
¿Qué aprendemos de Planck?
La primera sorpresa escondida en las observaciones de Planck es que nuestro universo tiene unos 13,81 billones de años de edad, es decir, es 100 millones de años más viejo de lo que se había estimado previamente. Comparativamente, es la misma precisión en medición que separa el récord en atletismo de Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, cuando corrió los 100 metros y superó la marca de su compatriota jamaiquino Yohan Blake. Es decir, por primera vez estamos midiendo la edad de nuestro universo con la misma precisión con la que lo hacemos con las marcas olímpicas.
La segunda sorpresa es que nuestro universo contiene más materia de lo que esperábamos. El 5% está compuesto de la misma materia que forma el Sol, los planetas y todo lo que vemos en nuestro planeta. Esta es la misma que los astrónomos pueden ver directamente a través de un telescopio. Otro 27% está formado por materia oscura, la cual no podemos observar directamente, pero sí estudiar a través de su influencia en los objetos que vemos. El 68% restante se encuentra en forma de energía oscura, que es la que genera la expansión acelerada del universo en todas las direcciones. Y aunque existen muchas posibilidades, aún no sabemos exactamente qué es la materia oscura; apenas si sospechamos lo que es la energía oscura. Si algún día estamos cerca de descubrir su origen, será gracias a las mediciones de Planck.
La imagen entregada por Planck descarta muchas teorías sobre el universo que incluían la presencia de partículas nuevas en la materia conocida y confirma que el modelo estándar que los físicos usan para describir el universo es correcto. Sin embargo, el mapa de la radiación de fondo de microondas presenta anomalías que aún continúan sin explicación. Planck ha confirmado diferencias estadísticas entre el hemisferio norte y el hemisferio sur del universo y ha medido una región que está a una temperatura significativamente menor. Estas dos anomalías no alteran radicalmente nuestro entendimiento del universo, pero abren la puerta a nuevas y más completas teorías que expliquen la evolución después del Big Bang.
Los resultados de Planck son la punta de la espada del esfuerzo tecnológico que ha permitido formular un modelo científico para entender nuestro universo. Los interrogantes que se abren son enormes, pero la simplicidad con la que se muestra en estas observaciones es sorprendente. En palabras de monseñor George Lemaitre, padre de la teoría del Big Bang: “El progreso científico es el descubrimiento de una simplicidad cada vez más y más comprensible. Los éxitos que hemos obtenido nos dan confianza en el futuro de la ciencia: nos hacemos más y más conscientes de que podemos conocer el universo”.
* Integrante de Spider, un telescopio a bordo de un globo que va a volar en la Antártida en diciembre de este año y tiene por objetivo explorar la época en la que el universo se expandió desde un punto a proporciones astronómicas, complementando, justamente, las mediciones de Planck.
Por: Juan Diego Soler*
martes, 19 de marzo de 2013
Entrevista a Rodolfo Llinás
Con el alma en las neuronas
“Mire, el bien y el mal son pendejadas nuestras. La gente hace lo que hace por conveniencia”.
Por: Rodrigo Restrepo*Bogotá
Publicado en Revista Arcadia el: 2013-03-14
Es posible reconstruir un cerebro humano con computadores y hacerlo hablar, pensar, sentir amor o tener una percepción de sí mismo?
La pregunta tiene que ver con la naturaleza del cerebro. Hay quienes piensan que es posible, pero yo pienso que no. Las ideas que la gente tiene respecto del cerebro son más que todo de tipo computacional. No se han dado cuenta de que el cerebro es ante todo un aparato capaz de sentir, capaz de internalizar información a nivel molecular. El sistema nervioso es en ciertos aspectos como un computador, pero en otros definitivamente no. Un ejemplo: usted puede tener una imagen hecha por un sistema de televisión que transforma puntos de luz en imágenes. Usted me puede decir que ese sistema está “viendo”. Pero si yo tomo un lente de cámara, un lente hecho de vidrio, este hace lo mismo: toma una onda y la transforma en una imagen. Ese es un sistema totalmente diferente, no computacional. Es un sistema de física analógica (o sea, no digital). El sistema nervioso es como un lente, no como un computador. Eso es lo primero. Lo segundo es que si no hay un sustrato vivo, no se presentarán las propiedades del cerebro que nos interesan. Hacer sumas y restas sí, pero sentir no es posible para un computador. El sistema nervioso no es simplemente un transformador de información. La información que trata el cerebro debe tener un contexto, en este caso el contexto de la vida.
A lo máximo a lo que se puede aspirar es a hacer algunas simulaciones…
Simulaciones sí se pueden hacer: un robot que camine por ahí y reconozca alguna cosa y vaya a cogerla. Pero eso es hueco, es simplemente una actitud externa. No hay una contraparte interna, ni de emociones ni de contexto. Desde mi punto de vista se pueden simular estados cerebrales, pero un cerebro no, ni ahora ni nunca.
¿Pero entonces esas conexiones hombre-máquina no se podrán hacer básicamente por el “soporte” del cerebro, porque es un soporte orgánico?
El cerebro transforma información en estados funcionales bioquímicos y celulares. Allí toman parte las propiedades del agua, las propiedades de los canales, etc. Es decir, no hay simplemente “información que pasa”. Esa información cambia el sistema profundamente, lo cambia hasta su estructura molecular: construye nuevas proteínas. El sistema nervioso no es simplemente un sistema de comunicación. El cerebro establece estados funcionales internos que ya tiene cuando nació. En otras palabras, nosotros no aprendemos a ver el rojo y el verde, nosotros sabemos qué es el rojo y el verde porque los sentimos. Los computadores no sienten. No podrán comer, no podrán repararse a sí mismos, no van a tener la posibilidad de cambiar las moléculas de su estructura.
Sin embargo, todas estas iniciativas invitan a pensar en esa corriente de pensamiento que se llama el transhumanismo, que dice que los seres humanos podemos ser mejorados de manera artificial.
Esos son sueños de una noche de verano. Yo le pregunto si socialmente estamos mejor como individuos, con toda la parafernalia que tenemos de computadores y televisores. ¿Somos mejores?
Creo que no, ¿pero no hay maneras en las que se puedan mejorar ciertas funciones del cerebro a través de conexiones con máquinas?
No. Es fácil mejorar la visión con anteojos, es fácil mejorar la audición con un amplificador. Pero si me dicen: “vamos a ponerle a alguien una exomemoria”, yo les digo que ya la tiene en el computador. Eso no se puede meter adentro. En este momento están tratando de hacer una retina artificial, pero una retina artificial no es mucho más que unos anteojos. Si la retina se muere no hay nada que hacer.
En todo caso, la neurociencia está transformando la concepción que tenemos del ser humano. ¿Usted nos podría decir hacia dónde?
Nos dice que la naturaleza del cerebro es la naturaleza de lo que somos.
¿Solo somos lo que hace nuestro cerebro?
No somos ángeles, somos animales inteligentes. Y solo nos podemos mejorar como animales inteligentes. ¿Cómo se mejoran los animales? Con mejor educación, con mejor alimento, con una estructura social más adecuada. Mejorarnos genéticamente es muy difícil. Eso lo hemos sabido siempre: si queremos mejor gente tenemos que tener mejor educación y mejor soporte social.
Usted dice que “la mente es uno de los muchos estados funcionales globales del cerebro, es decir que la mente es uno de los muchos estados generados por la sociedad de neuronas que llamamos cerebro”. Las neuronas entonces son la causa de la mente. Usted es en ese caso un materialista, en el sentido científico.
Absolutamente.
Si somos materia y obedecemos a un azar evolutivo, en últimas no importa mucho lo que pase con nosotros como individuos o como especie. Si, por el contrario, somos algo más que materia, no digamos alma, pero sí conciencia o mente, quizás haya un sentido trascendente para nuestras vidas, un misterio que nos mantenga curiosos y respetuosos ante el fenómeno de la vida. Así estaría justificada una acción ética, un cuidado de las especies. Me parece que en la visión materialista todo se torna frío, o como le dijo a usted García Márquez, un poco descorazonado.
Está mal entendido el materialismo. El materialismo no es frío. ¿Cómo puede serlo? ¿Es que acaso la masa es fría? Esa postura que usted propone es un poco rara y yo no estoy de acuerdo con ella. Yo trato de hacer lo mejor que puedo en la vida, más por razones estéticas que por cualquier otro motivo, porque es más conducente emocionalmente ser bueno que ser malo, hacer algo bello que algo feo. Es más conducente hacer cosas que valgan la pena que hacer cosas que no valen la pena. La parte emocional del sistema nervioso es completamente esencial, porque la estructura intelectual está basada en la emocional. Mire, el bien y el mal son pendejadas nuestras. El problema es que la gente hace lo que hace por conveniencia y está negociando continuamente. Pero esto es una cuestión existencial. Es cuestión de hacer el bien por el placer de hacer el bien. Empezamos a darnos cuenta de la importancia que tiene el sistema nervioso, por fin. Lentamente la gente está empezando a entender un poco qué son. Ahora la situación es si van a tener la suficiente inteligencia y el suficiente candor para entender que hay que ser bueno, no porque le van a uno a pagar, ni porque lo vayan a querer, sino por el pago que uno se hace a sí mismo. Y esa es una capacidad que hay que aprender. Todo esto de pronto es demasiado sofisticado, no sé, pero a mí me parece obvio.
Permítame ahondar un poco más en este tema del materialismo versus su alternativa. El biólogo Francisco Varela sostiene de manera muy convincente que “la mente no está en la cabeza”, es decir, la mente se enraíza en un cuerpo pero también en el medio ambiente. Es un proceso que trasciende nuestros cerebros. No está ni adentro ni afuera, se encuentra más allá de esas divisiones aparentes…
Yo conocí muy bien a Varela. Esa posición es muy antigua y no estoy de acuerdo en lo más mínimo. Esa idea de que la conciencia es una propiedad universal de todo lo que existe me parece una generalización inaceptable.
¿Por qué?
Porque debe haber un cierto orden para que las cosas tengan sus propiedades emergentes. Las propiedades emergentes son propiedades del sistema que no le pertenecen a ninguna de sus partes por sí solas: son el producto de las relaciones entre las partes, como la conciencia. Usted no puede encontrar ninguna parte del cerebro y decir: “ahí está la conciencia”, porque la conciencia es una propiedad del sistema. Esa idea de la conciencia como una propiedad universal de todas las cosas no le da una postura emergente a nada. En ese sentido, no se necesitarían cerebros. La única solución que existe es el estudio de las propiedades emergentes. Ellas requieren un cierto orden y una cierta estructura a nivel atómico, a nivel molecular y a nivel celular. Eso es absolutamente lógico. Si se mira cualquier aspecto del universo, sea astronómico o sea microscópico, para que las cosas tengan cierta estructura tiene que haber un orden, tiene que haber un sistema, si usted quiere.
¿Pero ese sistema necesariamente tiene que ser material?
¡Pero y qué más hay!
Conciencia. Se puede trabajar con la hipótesis de que lo que hay no es fundamentalmente materia, sino conciencia…?
¿Conciencia cómo, flotando por ahí?
El premio Nobel Wolfgang Pauli, por ejemplo, alcanzó a trabajar de la mano de Carl Jung en el sentido de que la psique y la materia se encontraban en una estrecha unidad psicofísica.
Pauli era un buen físico, pero era medio brutón cuando se refería a la situación neurobiológica. Cámbieme de tema, por favor.
¿Para conocer la rosa hay que contemplar la rosa o hay que desarmar la rosa?
Depende de lo que quiera hacer, si simplemente quiere verla y olerla es suficiente. Si le interesa la rosa como estado funcional, tendrá que examinar su fisiología, su química y todo lo demás.
Pero aparte del disfrute estético, ¿no habría un conocimiento válido solamente en contemplarla?
Es un conocimiento válido, pero es un conocimiento limitado.
¿Y el otro conocimiento no es limitado?
Mucho menos: yo puedo mirar la rosa en una fotografía o puedo mirarla en tres dimensiones. O le puedo meter un mordisco. Si le meto un mordisco voy a saber mucho más de la rosa que antes. Lo mismo pasa con todo sistema de exploración; luego, depende de qué tanto quiera usted saber de la rosa.
El hecho de que cualquier aspecto de la vida –el amor, la moral, la creatividad, etc.– pueda presentarse como un estado funcional del cerebro, no significa que el cerebro sea la causa de dichos estados. Esto sería como decir que el radio es la causa de la música que se escucha en el radio. La causa de la música está en otro lugar.
El cerebro no es como un radio porque un radio está organizado a priori para establecer ciertas relaciones. No evolucionó.
Pero ¿estudiar la conciencia partiendo de las neuronas no sería como estudiar la música desde los instrumentos musicales? Los instrumentos, desde luego, no son la música, como tampoco lo son las relaciones entre los instrumentos.
¡La música solo existe en el cerebro!
¿Pero la música no está más allá, en las ondas, por ejemplo?
No, la música solamente existe en el cerebro. Si en mi casa tengo un maravilloso sistema de sonido, pero no lo oigo, entonces la música no existe. Se trata de una interpretación del cerebro. Si no hay intérprete no existe.
¿De qué nos sirve saber tanto sobre el cerebro si vivimos en una sociedad que está angustiada, estresada, deprimida?
La situación de depresión es una situación cerebral porque la depresión no existe afuera, la angustia no existe afuera, el dolor no existe afuera. Lo que existe es que la gente está viva, entiende, oye, siente y no aprecia el estar vivo, no aprecia qué tan precioso y qué tan importante y qué tan invaluable y qué tan increíble es la vida por la vida misma. ¿Se va a terminar? Sí, ¿y qué? ¿Después habrá más vida? Pues claro que no. Eso es buenísimo porque le da a uno un conocimiento y un valor a la vida que la gente no tiene. Entonces se respeta más, se entiende más si uno sabe que se va a morir. Y uno se vuelve generoso no porque le vayan a pagar sino por el placer de ser generoso.
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